Y ya veo que es cierto.
Luego de mi anterior post han sucedido muchas cosas, afortunadamente todas buenas, queridos fisgones, y si alguien notó que me ausentado más de la cuenta, se merece un regalote, me cae que sí.
Pues como les decia antes del inevitable final de mi perro que yo pensaba quedarme un buen rato sin caniche alguno, luego mejor cambie de opinión, decidí que compraría uno mediano, mi apuesta iba por un Jack Russell del cual previamente ya me había documentado, informado e inclusive puesto en contacto con un criador respetable.
Ahí pa la próxima...
Ya me veía entrenándolo, corriendo, llevándolo a largas excursiones, pero a solo 5 días de no tener ya a mi perro me han regalado un
cachorrito, un
chihuahueño, que siendo sincera es una raza que no me gusta ni por su temperamento nervioso ni por su apariencia
física y en pocas palabras cualquier raza de perrito faldero me cae gordo.
Bueno -pensé- es un regalo, vamos a ver que tal nos llevamos.
Para el tercer día ya quería regalarlo. Siendo apenas un
chachorrito de un mes y semana era sumamente demandante de atenciones como no me
había sucedido con ningún perro anteriormente, y yo... ¡quería espacio para mi!
jaja y más me asombré que un amigo me dijo que
así es esta raza de perritos y que se les quita un poquito ¡en unos años! y yo que pensaba que sería en un par de meses cuando dejara de ser
cachorrito, pero ya veo que no.
Y bien, querida gente, desde el 18 de junio que mi
caniche me acompaña la mayor parte del tiempo, este 12 de julio cumple su segundo mes de vida y si no les escribí antes de él es porque
pensé que yo no lo aguantaría o que por ser tan chiquito él no iba a sobrevivir conmigo, porque
aquí entre nos, mis queridas
Alba y
Paola me han dado sendos
regaños y consejos (bueno los
regaños fueron por parte de Alba) ya que al pobrecito lo he bañado con agua
así como sale del grifo frío (aunque con sendos
calorones lo de frío es sólo de nombre), luego
también se supone que debería
molerle sus
croquetitas (alimento seco) pero desde que me hace gritar improperios cada vez que muerde con fuerza mi empeine, he decidido en consecuencia nada de
molerle sus croquetas, que utilice ese
ímpetu en
trozarlas.
Luego con la
temidísima vacuna múltiple que hasta el mismo veterinario la postergó una semana más (por el tamaño del perrito) me advirtió que podría tener fiebre o tener somnolencia yo
pensé que ni se notaría ya que el perrito duerme varias siestas, pues no, hasta pereciera que le inyectó adrenalina, no hubo poder que pudiera hacerlo que se estuviera quieto, estuvo salte y salte y corriendo de
aquí para allá como Demonio de
Tazmania hasta ya muy entrada la noche, aunque ahora que lo pienso esto sucede ya todos los días.
Ahora debo contar lo bueno, que
también hay y mucho; y poquito a poco me ha ganado el canijo, no sé yo pero hasta ya lo veo bonito
jajaja y anuncio con mucho orgullo que al mes y dos semanas ya esta plenamente entrenado para que haga sus necesidades fuera de casa y me provoca mucha diversión y me ha ayudado bastante a llevar mejor la ausencia de mi anterior perro, además él ha sido pretexto para que mis vecin@s y yo entablemos más diálogos que solo el típico saludo.
Gente toda, les presento a
Ringo, mi mascota que no pasa inadvertido para quien lo mira y me da gracia que todavía no le han bajado los huevos y ya me han pedido alguno de sus
críos cuando lo cruce.
Aquí recién llegado, un campeón con su bola.
Ringo hoy en día, poco a poco se levantan sus orejitas aunque yo preferiría que así se le quedasen. Aqui con cara de quitame-este-pinche-cascabel, pero es necesario porque a cada rato lo pisaba, pateaba y demás. ¿A poco no parece murciélago el canijo?.
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